¿Alguna vez os habéis sentido tristes sin ninguna razón?
Yo sí, pues a veces dan ganas de cerrar los ojos, detener el tiempo y vivir
esa experiencia tan hermosa que tienes en tu mente cada dos minutos. Ese
momento tan especial que ya no está, pero que desearías mantener vivo toda la
vida y más allá de ella.
Mucho más.
Hace poco perdí a alguien muy especial para mí... Pekas era la perra más maravillosa que había conocido en mi vida. Estuvo
conmigo en cada operación que tuve, en cada momento duro que pasé. Y no sólo en
ellos, sino también en los buenos momentos, ¡aquellos que te hacen sonreír hasta que las mejillas duelan!
Recuerdo cada mirada que me hacía cuando
llegaba a casa. Se me lanzaba desesperada, como... como obligándome a pedirla perdón por no haber estado a su lado aunque hubiesen sido apenas una hora.
A veces deseo regresar un día a su lado, quedarme todo el día
prendida por sus encantos; volver a dormir pegada a ella abriendo un ojo de
vez en cuando para ver si está destapada y, así, abrazarla aún más para que no se
constipe...; comer a su lado y darla de vez en cuando un trocito de comida... Besarla cuantas veces pueda y más.
¿Habéis tenido esa sensación alguna vez?
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