MEDIA NARANJA

Hace años pensé que sería fácil. Ya ves tú qué tiene de difícil tener una persona en tu vida a la que amar y que, encima, ésta te ame a ti. Sobre todo teniendo en cuenta que, normalmente, esa persona tendrá tu misma edad, luego tu misma mentalidad ya que escoges tú a la persona...
Pero no, señores míos. No es fácil ni de lejos amar y ser amado. La gente, en concreto los jóvenes, creen que tener pareja es como beber agua o, incluso, respirar. Hay otros, una menor cantidad de personas, que piensan que es como aguantar a tus padres o hermanos, pero con sexo. Todas se equivocan.

Tener novio/a es una responsabilidad enorme. Hay que tener cuidado con lo que se dice, cómo actuar, hay que saber a detalle los gustos del otro y saber, por tu propio bienestar, como ajustar en tí mismo esas cosas que odias y que desearías cambiar de tu pareja.
Tener novio/a es una bendición. Una hermosa y, a la vez, tediosa bendición.
Como un día estéis juntos y haya pelea, olvídate de disfrutar el resto de la mañana, de la tarde o de la noche. Discutir con un hermano es más llevadero. Por mucho que os odiéis, por mucho que os maltrartéis, (sin llegar, claro está, al límite de lo debido), sabes que las cosas no van a cambiar. Seguiréis siendo hermanos, pues es ley de vida. 
Con los padres ocurre lo mismo, incluso con familia lejana. En cambio, con tu pareja, no. Si se pelea, el miedo es grandioso, pues un paso en falso puede acabar con la relación.

No obstante, tener pareja no es malo, al revés. Al igual que tiene sus rasgos dolorosos, tiene sus momentos mágicos. Momentos que no cambiarás por nada en el mundo, pues son las cosas más maravillosas que vivirás, cosas que superan billones de veces a las malas.


No olvides que, si el amor es verdadero, ese miedo se extinguirá, se evaporará, pues a pesar de todo, seguiréis juntos, actuareis como sois en realidad sin fijaros en qué decir, así que, en caso de discutir, podrás predecir dos cosas: una negativa: no volver a estar juntos y demostrar que eso no era amor, y otra positiva: estar más unidos que nunca y amaros hasta la eternidad. 
Tú decides. está en tu mano saber si amas siendo amado.